Nombre de Dios: El Elyon

Conocer a Dios es una de las más grandes aspiraciones para todo cristiano. ¿Vamos a llegar a conocerle totalmente? En este mundo, no; pero en diferentes situaciones hemos podido aprender acerca de la persona de Dios por medio de sus nombres. “Sabaoth” significa “grupos o masas preparadas para la batalla”. Si nombramos a “Jehová Sabaoth” estamos hablando de que Jehová es el Señor de los ejércitos, de ese grupo preparado para la batalla, que son principalmente las huestes celestiales de las que habla Daniel en el capítulo 7: 9-10: “millares de millares…millones de millones”. Es increíble que estos servidores estén a disposición y obediencia de su Dios, y también en beneficio de sus hijos, su pueblo.

Había un hombre que todos los años viajaba para adorar y ofrecer sacrificios a “Jehová de los ejércitos” (1 Samuel 1:3); pero también ese mismo día daba parte a su familia, y en especial Ana, a quién amaba. Ella no podía tener hijos, y un día con amargura en su alma, oró y lloró delante de Jehová por ese motivo. Es sorprende que la primera mención que se hace de Jehová “Sabaoth” no sea relacionado a una gran batalla ni de una guerra extraordinaria, sino a una persona necesitada, triste y amargada. Ella tenía una carga y clamó a Jehová (1 Samuel 1:10). Qué lindo es pensar que también nosotras podemos ir a ese Dios con nuestras necesidades, en los momentos más difíciles y en cualquier momento; orando y también llorando. Pero, Ana no solo se acercó a Jehová con una necesidad, sino con un pedido específico: un hijo varón. Ella sabía que solo Jehová de los ejércitos podía hacer ese milagro, el concederle el mayor deseo de su corazón. Qué ejemplo de oración a seguir. Cuando vamos delante de Dios, debemos ser específicas con nuestros pedidos; pero eso incluye que sepamos qué necesidad estamos teniendo, con qué cosas estamos luchando, o qué es aquello que está amargando nuestra vida. Seamos específicas, Dios puede hacer el milagro. Por último, Ana no solo se acercó con una necesidad y con un pedido específico, si no, que fue delante de Dios con un propósito espiritual: si Jehová le daba un hijo, ella lo dedicaría a Él todos los días de su vida (1 Samuel 1:11).

¿Cuál es el propósito de nuestras oraciones? Y si Dios respondiera esa oración que surge de nuestro corazón necesitado, ¿es para Su gloria, honra o servicio a Él? ¿Es para dar a conocer Su nombre? Esto último lo hizo un muchacho, que frente a un gigante dijo: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos…yo te venceré… y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel” (1 Samuel 17: 45-46). Y así lo hizo, pero es tiempo de que nosotros comencemos a vivir en nuestra vida a ese Dios, nuestro Jehová Sabaoth. Acerquémonos a Él y hagamos pedidos por medio de la oración con un propósito espiritual. La respuesta vendrá con un testimonio firme de parte nuestra, como alguna vez lo expresó el salmista:

“¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de gloria” (Salmo 24: 8-10).

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