Cada etapa de nuestras vidas se caracteriza por la toma de decisiones, desde las más básicas hasta las más complejas, y muchas veces éstas son un peso que nos afligen, abruman y angustian; ¿por qué se nos hace tan difícil tomar decisiones? La respuesta es porque queremos conocer con anticipación el resultado, las consecuencias y hasta el efecto que tendrán en nuestras vidas y el impacto en los que nos rodean. Una vez que culminamos la carrera, profesión, estudio, curso, tecnicatura, doctorado, estas son algunas preguntas que nos solemos hacer: ¿Voy a ser una buena profesional? ¿Seré reconocida por mi trayectoria? ¿Voy a ganar dinero? ¿Tendré el trabajo que tanto anhelo?
Son cuestionamientos válidos y reales. Nuestros pensamientos se convierten en una máquina continua, inagotable y muchas veces dominan nuestro estado de ánimo.
Pero, pensaste alguna vez que toda tu vida tiene un solo objetivo, ¡Sí! un solo objetivo, «Darle toda la gloria a Dios»
Miremos las Escrituras y veamos cuán importante es para Dios que le demos toda la gloria a Él: El apóstol Pablo en sus cartas hace énfasis y con amor les habla diciendo: «a fin de que seamos para alabanza de Su Gloria, los que primeramente esperamos en Cristo» Efesios 1:12; «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» 1 Corintios 10:31.
Llegamos al final de una etapa, entre la felicidad y la emoción de terminar largos años de sacrificios, sueños, y se genera la interrogante: ¿qué hago? Esto resuena en nuestra cabeza cada mañana. La respuesta es clara, ¡Vivamos para dar gloria a Dios en todas las áreas de nuestra vida! Para vivir con este objetivo debemos tener claro los consejos de Salomón que, llegando al final de su vida, concluyó con las siguientes palabras: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13). Aquí el concepto del “todo del hombre” se resume en dos premisas: “Teme a Dios y guarda sus mandamientos” Sigamos el consejo del hombre que fue dotado de sabiduría y que tras sus experiencias de vida pudo concluir con estas palabras.



La pregunta que ahora surge es ¿cómo lo hago? La mejor fuente a todas nuestras interrogantes las encontramos en Su Palabra. La respuesta a esta pregunta la encontramos en Lucas 10:27 «Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»
Tu carrera debe llevarte a darle la gloria a Dios a través de amar a Dios. Él anhela ocupar el primer lugar en tu vida, Él quiere que tu corazón, alma y todas tus fuerzas estén dirigidas a Él.
Dale a Dios el primer lugar en tu vida y Él se encargará de «ordenar tus pasos» (Jeremías 23:10). Le das el primer lugar a Dios cuando tienes un tiempo de intimidad con Él, buscando escuchar su voz a través de Su Palabra, cuando tienes un tiempo de oración donde Él escucha tus suspiros, tus sueños y tus sufrimientos.
Das gloria a Dios cuando dejas el egoísmo de lado y piensas en amar al prójimo, ¡Sí! dejas de pensar en vos (en el éxito, el auto, los viajes, la ropa) y piensas en el otro. La filosofía de nuestra sociedad es centrarnos en nosotras, en el egocentrismo, la autoexaltación, la superioridad, el empoderamiento; pero estos pensamientos están lejos de lo que como hijas de Dios debemos anhelar.
«No hay nada más erróneamente dirigido que una vida que se dirige a sí misma» esta frase encierra una gran verdad. Cuando somos nosotras las que tomamos el timón de nuestra vida queriendo navegar sin brújula, sin guía, sin norte en los nuevos mares que vamos a comenzar a transitar, déjame decirte que van a venir aguas tranquilas, pero también turbulentas y aun situaciones inesperadas; y si eres la que tiene el control no va a tener un buen final. Pero cuando dejamos que sea Dios quien tome el timón podemos estar seguras de que llegaremos a buen puerto más allá de las circunstancias.
¡Terminé mi carrera! y ahora ¿qué hago?
– Debo apuntar a dar toda la gloria a Dios
– Debo mirar a Dios y que ocupe el primer lugar en mi vida.
– Debo ver más a los demás y menos a mí misma.
¿Apuntas a tener éxito a nivel profesional?
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” S. Mateo 6:33
Para Reflexionar
- ¿Estás siendo intencional al orar para que Dios te use con tu carrera?
- Hace una lista de tus prioridades (tareas, recursos, tiempo) y luego clasifícalas en dos grupos: 1- Prioridades centradas en Dios; 2- Prioridades centradas en mi prójimo.
Que puedas dejarte usar por Dios, para Su gloria.